sábado, 27 de abril de 2013

Remembranzas de Ana Belén y Víctor Manuel



Elegantes. Con trajes oscuros y sonrisas blancas, Ana Belén y Víctor Manuel ofrecieron un romántico concierto a unas 3.000 personas que llegaron al Teatro al Aire Libre en La Paz. La noche fría empezó a calentarse musicalmente a las 20.30, aproximadamente. La cantante madrileña empezó la frase “Cuéntame el cuento del árbol frágil y los desiertos; de las mezquitas de tus abuelos…”, así, la canción Contamíname abrió el telón y empezó un show con un repertorio de cuatro décadas.

Víctor Manuel dio la bienvenida al público y dijo que era la primera vez que ellos se presentaban en Quito. El error fue acompañado de silbidos y él se escondió en una sonrisa. Fue Ana Belén quien lo sacó del apuro y mencionó que estaban muy felices en La Paz.

La luna, blanca, redonda y rodeada por algunas estrellas parecía ser parte del escenario y fue precisamente Luna, la siguiente canción del dúo. Acompañados por seis músicos, los dos cantantes compartían algunos relatos con el público paceño.

Según SuperTicket, unas 3.000 personas llegaron al escenario. La parte más concurrida fue el área VIP, donde prácticamente las sillas estaban acaparadas. En tanto que en la parte más alta del escenario había vacíos.

Ella, con el traje oscuro y una chompa blanca, que le cubría hasta el cuello, contó que varias de sus canciones eran regalos de sus amigos y que se sentía satisfecha por aquellos obsequios. Víctor Manuel, con su voz profunda y que parecía retumbar más fuerte en el teatro, contó variadas fábulas.

Como aquella de la mantis religiosa que pierde la cabeza cuando hace el amor. Fue el preludio para cantar Ay amor. El tema fue coreado por algunos fanáticos. En tanto que otros simplemente seguían el ritmo moviéndose despacio en sus asientos. Cuando Víctor Manuel tomaba el escenario, ella se apartaba y se mimetizaba en la oscuridad. Él hacía lo propio. Pero en el momento en que los dos salían al mismo tiempo, cruzaban miradas cómplices que el público seguía con aplausos.

Las historias no faltaron, como aquella que contó Ana Belén sobre el único demonio que tiene una estatua. “Está en Madrid, en el Parque del Retiro”, dijo. Luego agregó: “Se llama Pedro Botero”. Empezó la canción El Chivo, en honor a aquel Lucifer inmortalizado en la capital española.

Víctor Manuel relató una historia de su juventud. Cuando estaba enamorado de la cultura francesa y especialmente de Brigitte Bardot. Dijo que tuvo que conformarse con Juanita. Entonces empezó el tema A dónde irán los besos. Así, entre historias y aplausos se pasó el concierto y ambos salieron aplaudidos por La puerta de Alcalá.


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