lunes, 19 de septiembre de 2011

El Festijazz, una odisea detrás de bambalinas

Pagina Siete

Rompe el silencio del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez. La minuciosa intervención de personas detrás de bambalinas hace que durante 21 años el Festijazz sea una artística realidad.

Se abren los telones del escenario y las luces eliminan la oscuridad. Es cuando un trío de personas -dos técnicos y un asistente- se mueven de un lugar a otro instalando los cables, instrumentos, parlantes y micrófonos para la prueba de sonido.

Otros, en cambio, se ocupan exclusivamente de la iluminación. Su trabajo consiste en controlar desde la cabina la intensidad de la luz y el color de filtro que se pondrá a cada artista, de acuerdo con su vestimenta y el color de su piel.

Fuera del teatro, un equipo de logística del gobierno municipal se encarga del traslado de los músicos para el ensayo, que se realizará previamente a su función, además de su alimentación y estadía en La Paz.

Horas antes

Cinco horas antes de la inauguración del Festijazz, el 6 de septiembre, los técnicos del Teatro Municipal comenzaron su trabajo en campo.

Luego de dos horas, llegaron los brasileños Marcelo Pretto y Swami Jr. para montar su primer ensayo en el escenario, probando voces e instrumentos.

“Es fundamental el ensayo antes de la función. Si en éste hay un desperfecto, en la presentación eso puede convertirse en una tragedia”, afirma Pretto, quien esa noche ofreció un show de primera.

En la prueba de sonido se hizo la ecualización y la mezcla de los canales por donde ingresa el tono de las voces e instrumentos.

Desde la consola digital, el encargado proyecta el sonido previamente editado a los 32 parlantes del teatro (12 sobre las tarimas y 20 para el público).

En el escenario, los pedestales y micrófonos son puestos en un lugar específico y además son marcados en el suelo, para que no los muevan del sitio asignado. “Si no está en la posición, hay un problema de acople”, explica Richard Márquez, técnico de sonido que trabaja en el Festijazz desde hace siete años.

Para cada presentación se hace un tratamiento diferente. “Es la ventaja de la consola digital -dice Márquez- se puede guardar en la memoria y luego se trabaja con el siguiente grupo”.

Una vez establecidos los lugares de cada artista, y de acuerdo con la posición del micrófono, es tiempo de que el técnico de iluminación comience su labor.

“Éste es un trabajo de diseño personal, considerando que una cosa es alumbrar y otra diferente es iluminar”, afirma Antonio Caba, con una experiencia de 30 años en este campo.

Además del color de la ropa y del color de la tez, también se consideran las cámaras filmadoras y fotográficas. Caba prefierelas luces azules, verdes y blancas para crear fondos y evitar las sombras en el rostro.

En el camerino

Fuera del trabajo en escenario, hay uno fundamental e individual en el camerino' sí, en ese cuarto íntimo y estrecho donde cada artista se alista para cada función.

Entre sombras y rubores, melódicas voces se escuchan detrás de la puerta. Son Emma Junaro y Melissa Herrera León calentando las cuerdas vocales, durante 45 minutos, para su primera presentación con 50 años en Bossa.

“Cuando entras frío al escenario te sientes desnudo, sientes que no estás preparado”, comenta Jorge Villanueva, reconocido guitarrista y director musical de 50 años en Bossa.

Por eso, una vez listos, el percusionista José María Santalla y el baterista Víctor Hugo Guzmán se reúnen con Villanueva en uno de los camerinos para repasar las partituras de su repertorio y tocar un par de canciones.

Nivel internacional

Trabajar con grupos internacionales, además de una experiencia enriquecedora, también significa realizar un trabajo con mayores exigencias.

“Creo que es responsable y oportuno comunicarles cuáles son las condiciones y realidades de un país, aunque siempre les damos otras alternativas”, afirma Wálter Gómez, oficial mayor de Culturas de la Alcaldía.

Ante un requerimiento específico de algunos artistas, muchas veces pidieron equipos e instrumentos de Santa Cruz y en otras oportunidades los músicos llegaron con su propio material.

“Los chicos de sonido son buenísimos, son muy simpáticos y además trabajan muy bien”, dice el guitarrista Swami Jr., quien se mostró satisfecho durante el ensayo y la presentación.

Mucho influyó la experiencia que ganó el equipo en estos 21 años de jazz en La Paz. “Los primeros años había condiciones muy diferentes de las que se tienen ahora. Antes uno alquilaba el sonido y las luces”, cuenta Gómez, uno de los impulsores de este proyecto cultural.

Los primeros años, este género musical era poco aceptado por el público. Ahora se ve el teatro repleto los nueve días del festival.

A las 19:45, las puertas se abren al público. Todo está listo para la función. Los asientos se ocupan de a poco con el ingreso de cientos de personas. Prima la oscuridad y la expectativa de ambas partes. Las luces caen hasta la tarima, donde los músicos rompen nuevamente el silencio con las primeras notas de su canción'

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díastoma producir el espectáculo del Festijazz, convocando a los artistas.

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