miércoles, 4 de mayo de 2011

Yalo Cuéllar, cantautor del Chaco boliviano. “Soy un contador de las vivencias de mi pueblo”

El consagrado artista presenta las composiciones de su nuevo disco titulado ‘Segundo tiempo’ en el que incluye la ‘Chacarera paceña’ dedicada a la ciudad en la que fue universitario.

“Todos tenemos nuestro segundo tiempo en la vida, es como en un partido de fútbol, que tenemos que vivirlo con más aplomo”

Edwin Conde Villarreal

Cambio

El artista Yalo Cuéllar empezó a tocar a los ocho años y a los once ya participaba en el Festival de la Tradición Chaqueña y otros eventos regionales. El compositor, con más de 20 años de recorrido artístico, considera que de alguna manera usamos el arte para contribuir a esta coyuntura que vive el país. También dice que el hombre chaqueño es una persona sincera y orgullosa de sus cosas. Hoy y mañana se presenta a las 19.30 en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez de la hoyada paceña con sus recientes composiciones que forman parte del nuevo disco titulado Segundo tiempo.

En una conversación amena con CAMBIO, el cantautor del Chaco nos comentó sus proyectos y el sentimiento que expresa cuando retorna a La Paz, la ciudad donde estudió su carrera universitaria y de la que tiene muchas anécdotas junto con sus amigos, ésa fue una de las razones para que compusiera la Chacarera paceña, canción que también se incluirá en su nueva producción discográfica. Con más de 10 discos grabados, ahora pretende conformar la Orquesta Sinfónica Chaqueña con la participación de los niños y niñas de esa región en el sur del país. A través de la Fundación Cambiarte, él está preocupado que el violín sea el instrumento representativo de Tarija y que existan pocos violinistas.

—Retornas al Teatro Municipal, ¿qué es lo que te motiva el reencuentro con el público de la hoyada paceña?

—Estoy muy contento de volver a La Paz, al Teatro Municipal, después de varios años, el hacer este ejercicio sentimental es necesario para todo artista, el entrar al escenario es una magia incomparable. También estamos presentando las nuevas composiciones que se incluyen en la reciente producción discográfica que se llama Segundo tiempo y que tiene temas que describen muchas vivencias mías y las de mis amigos.

—Sabemos que viviste en La Paz, ¿cuáles son tus mejores recuerdos de la hoyada?

—Pienso que soy un contador de las cosas populares, un “letrista” de las vivencias de nuestro pueblo. El tema la Chacarera paceña habla de esas cosas, de nuestra idiosincrasia. Los recuerdos de esta ciudad están cada vez que vuelvo, es como si nunca me hubiese ido, vivía en la zona Tembladerani en mi tiempo de estudiante universitario de la Universidad Mayor de San Andrés’ donde estudié Administración. Recuerdo que había que “escalar” hasta la plaza El Cóndor y desde ahí dos cuadras más, y después subir 69 gradas hacia el cerro, fue un tiempo de muchos amigos, por eso hay un recuerdo especial de La Paz.

—¿Cómo se origina el título de tu reciente disco: Segundo tiempo?

—Ya he grabado 11 discos, el primero fue junto con Toto Vaca y tituló Quiero ir al Chaco, en 1986, y llega a convertirse en una especie de estandarte de la lucha por la descentralización de las regalías en el departamento de Tarija. El nuevo disco titula Segundo tiempo porque ya empecé una segunda etapa en mi vida con mis más de 40 años...es como en el fútbol, y es una etapa más interesante. Es un disco que está más aplomado, está más hecho a mi medida y tiene muchas cosas populares de nuestras vivencias y las del pueblo que se transmiten a través de las canciones.

—¿A cuáles vivencias te refieres, puedes mencionarnos algunas?

—Es parte de lo nuestro, como el tema Los changuitos del Chaco con el que se describe lo que sucede casi en todas las poblaciones rurales, ellos, los niños caminan por varios kilómetros con sus mandilitos blancos para llegar a sus escuelitas con un fervor único, pero en medio de esa caminata existe una distracción grande con el paisaje chaqueño, unas aventuras inigualables. Otro tema tiene que ver con un amigo que se perdió por dos días y medio en el Chaco y pese a que los campesinos lo encontraron, él me contó su experiencia en la que estaba cerca de la muerte. Pero, después de las picaduras exageradas de las garrapatas, su vida se desgasta y muere hace tres meses.

Otra canción es la Chacarera paceña con la que cuento las vivencias en esta ciudad, además de la magia que tiene, como la poesía de Sáenz, la Tea de Murillo, los viernes de soltero, la noche en Las Velas, la altura. Lo difícil que es tomar un taxi, porque el taxista te lleva por donde él se dirige y no por donde tú quieres ir. También habla de los compañeros y los amigos de tiempos inolvidables y que están ahí guardados. Habla de todos los amigos como del Papirri, del Omar Valdivieso el Cuchi. En su inicio y en el final de la Chacarera paceña fusionamos la música con un fragmento del tango Illimani de Néstor Portocarrero. El tema será estrenado esta noche y mañana en el Teatro Municipal de La Paz.

—¿Quiénes te acompañarán sobre el escenario del Teatro Municipal?

—Ellos no me acompañan, sino compartimos el escenario en mi presentación. Estarán en los dos conciertos: Pedro Bustamante en el violín, Wilfram Ayllón en la percusión y batería, Luis Rojas en el saxo y teclado, y Álvaro Villazón en la guitarra. Ya son muchos años que camino con ellos y compartimos las actuaciones en diferentes escenarios.

—¿Qué te parece que la chacarera se haya popularizado en La Paz?

—Ha costado muchos años para que la música del Chaco sea aceptada. Hace tiempo la gente me reclamaba por qué hacía música argentina, pero esta corriente de lo chaqueño fue iniciada con los Canarios del Chaco, Juan Enrique Jurado, Esther Marisol y yo. Ahora es posible ver bailar la chacarera en las entradas folklóricas y hay muchos festivales. Tiene que ver también con la “explosión” de compositores que tenemos.

—¿Cuál es la diferencia entre la chacarera argentina y boliviana?

—En la región chaqueña tenemos a la chacarera, el gato, el triunfo, el escondido y la cueca chaqueña que son características del lugar. Pero la única diferencia entre nuestra chacarera y la de Argentina es que cuando decimos adentro los argentinos entran bailando, y cuando decimos nosotros los bailarines entran aplaudiendo, ésa es la única diferencia. No debemos olvidar que existe una gran región fronteriza, pero nuestra música tiene sus propias características. La diferencia está sólo en la forma de bailar y no en la música ni el ritmo.

—¿Qué es lo que motiva tu inspiración?

—Creo que soy principalmente un contador de cosas, un “letrista” de cosas populares de las vivencias, de las anécdotas que cuenta la gente. Es decir nuestras cosas, las del pueblo: un río como el tema Lágrimas del Pilcomayo, o el tema a La Paz, la Chacarera paceña, o la canción de mi amigo que se perdió en el Chaco y murió. Eso es lo popular, la vivencia del pueblo, lo demás se lo dejo al folklore y a los poetas del amor.

—¿Cuál es el proyecto de creación de una Sinfónica del Chaco?

—Hace cuatro años trabajamos con la Fundación Cambiarte y a través de un convenio con el municipio de Yacuiba tenemos 500 niños y niñas que son instruidos como instrumentistas principalmente de violín. El instrumento es característico de Tarija y no existen muchos violinistas. Inicialmente el proyecto surgió para la creación de una Orquesta Sinfónica del Chaco. Estamos impartiendo la enseñanza de otros instrumentos de cuerdas, maderas y metales, además de teatro, pintura y danza.

—¿La guitarra seguirá como la compañera inseparable del compositor?

—La guitarra es un instrumento que está muy cerca del corazón y te permite componer, es más de encuentro y menos solemne. Ya hice un disco titulado Trobalgando que incluye varios temas cantados sólo con este instrumento de seis cuerdas.

—¿Qué va a encontrar el público en tus presentaciones?

—Emoción, nostalgia y muchas ganas de compartir.

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