lunes, 30 de mayo de 2011

“Pirai Vaca Siento que al vivir en Bolivia soy más útil, que desde aquí puedo hacer algo”

Maestro: Piraí Vaca, concertista de guitarra clásica, dejó su residencia en Alemania y radica ahora en el país. Considera que esta vivencia le ha permitido encontrarse consigo mismo.

La guitarra es casi una extensión de su cuerpo. Cuando extiende su brazo izquierdo para anexarlo al de madera del instrumento, la simbiosis se completa. Entretanto, la mano derecha saca lo mejor de las cuerdas. Y así se da, una vez más, el embeleso que Piraí Vaca ocasiona.

Pero no existe sólo el guitarrista, a pesar de tratarse de uno de los eximios —si no el mejor— del país. También está, incluso por delante del citado, el hombre: el habitante de su natal Santa Cruz desde fines del año pasado, el que debió resignarse a estar separado de su pequeña hija Casiopea, el que cada año emprende una gira por el país.

Asegura que el motivo de los conciertos en Bolivia es siempre el mismo: “Tengo la fortuna de poder realizar la misión que me ha tocado vivir en este mundo y poder vivir de ello. Los conciertos son algo que hago porque es mi misión hacerlo, para bien mío y para bien de los demás y lo hago porque es mi trabajo y porque vivo de eso”.

—Eliges presentarte una vez al año en varios puntos del país. ¿Qué te motiva a esta gira anual, que ya es casi un hábito para tus seguidores?

—Voy a presentar el repertorio de mi nuevo trabajo, el CD Latino. Este disco será lanzado en septiembre y voy a tocar el programa que lleva el CD. Básicamente son: Las cuatro estaciones, de Astor Piazzolla; Estudios, del cubano Leo Breuer; música del paraguayo Agustín Barrios Mangoré, y una obra dramática hermosa del chileno Javier Farías. Es el programa que me acompañará en la gira. La gira anual por Bolivia ha devenido con los años en algo que no me imaginé.

Más allá de que sea mi trabajo o mi sustento, estas giras anuales por mi país —ya debe ser la número 15 o 20, no lo sé— me han mostrado lo que soy, para quién soy y por qué lo soy. Las giras han determinado mi visión acerca mío, del país y mi función como músico. Siento que crezco de Bolivia hacia afuera ahora, contrariamente a lo que sucedía antes. Siento que en el país soy más útil, que puedo hacer algo. Que en Bolivia mi vida tiene más sentido. Por eso este año hice realidad lo que deseaba en los últimos tres o cuatro, y es vivir en Bolivia. Eso trajo otras consecuencias como haberme separado de mi esposa María Fe, que está en Alemania con mi hijita Casiopea.

He regresado para vivir en Bolivia después de 25 años. En primer lugar, he regresado porque sentía una necesidad dentro mío por estar aquí, algo que no me acompañaba antes. Los últimos 20 años, mi estadía en Bolivia se reducía a dos o tres meses y estaba bien así. El resto del tiempo andaba por el mundo o en mi lugar de residencia, que era Alemania. Ahora, algo en mi corazón me dice que debo estar en Bolivia. Por supuesto, eso está acompañado por otras razones lógicas, pero la primaria es emocional, como todo lo que me guía. O si quieres llamarla así, una razón interna. Tiene una profundidad más marcada y eso ha determinado mi regreso a Bolivia desde diciembre de 2010.

Una serie de otros aspectos también me llevan: mi deseo de enseñar, de compartir en la enseñanza, algo que no tenía antes, a pesar de que siempre me gustó mucho. Mi deseo de trabajar con músicos bolivianos; un primer proyecto que emprendí en este sentido es el Cuarteto de fuego, que he formado con tres de mis alumnos: Pablo Uriarte, Zoran Vranjikan y Sebastián Hurtado. Se encuentra preparándose para su gira en marzo de 2012. Estoy seguro de que este cuarteto estará en un nivel muy bueno. Este mi regreso tiene esos dos motores: primero el corazón y segundo una serie de razones lógicas, entre ellas el calor.

Me encantaría vivir en La Paz. Amo La Paz. Pero no podría por el frío. Sin embargo, en Santa Cruz está ese calor y eso también es una razón para mí. Esta gira anual que se ha vuelto un hábito para mis seguidores es la que me ha enseñado cuál es mi verdadera razón de ser, me ha demostrado que aquí, en nuestro país, soy más necesario para la gente, para coadyuvar, para mover cosas, para enseñar, para trabajar con músicos. Yo me siento muy agradecido con nuestro país, con nuestra gente. Son los que me han ayudado a encontrar mi identidad y mi razón de ser como boliviano.

—Estás considerado como uno de los bolivianos más destacados a escala mundial. ¿Te obliga eso, de alguna manera, en cuanto a tus proyectos futuros?

—Para nada. ¿Sabes qué es lo que me obliga en cuanto a mi futuro? Mi maldición y mi bendición, que es una responsabilidad innata que me lleva a hacer las cosas siempre de una manera que me haga sentir satisfecho. Digo bendición porque debo haber alcanzado un cierto nivel gracias a eso, y maldición porque es algo que no me deja nunca tranquilo. Esos dos extremos no son buenos. En los últimos años encontré un balance entre ambos, y es como si ya me hubiera dado cuenta de que no todo lo que hago sale mal. Hay algunas cosas que están bien y también debo reconocerlo. Ningún premio, absolutamente nada me obliga a nada, solamente mi sentimiento de responsabilidad. En primera instancia, lo que llevo en el corazón, porque eso es lo que dicta el próximo disco que voy a hacer, la próxima gira a planificar. Saltan deseos de mi corazón hacia mi cabeza y determinan mi accionar. Lo que define la calidad de mi accionar es esta calidad de la que no me puedo sustraer, que es, te repito, mi bendición y mi maldición.

—Hablemos más de lo personal. ¿Cómo es una jornada usual en tu vida?

—Yo quisiera saber eso. Mi vida el último año ha sido tan tironeada que no sé cómo es una jornada usual. Deseo un poco de tranquilidad. Desde agosto del año pasado no he parado y, sinceramente, eso me tiene un poco cansado. No viajo con el mismo placer de antes. Estuve en varios países y en noviembre del año pasado fui a Alemania a grabar el disco Latino. Seis días de grabación no me dejaron satisfecho. Me suele pasar con todo lo que hago, incluso el DVD: todo lo grabo dos veces. Emocionalmente estaba muy presionado, no sólo por el corto tiempo de grabación, sino por mi situación personal por la separación, el alejamiento de mi hijita Casiopea, de cuatro años, a la que amo profundamente. Demasiado movimiento, demasiadas cosas emocionales y profesionales a la vez. Después de la gira me dedicaré a grabar otra vez el CD Latino para tenerlo listo en septiembre.

Lo único que sé es que estoy empezando a extrañar largas jornadas de estudio. Tengo muchas ganas de volver a meterme cuatro horas diarias a estudiar música a conciencia. Una jornada usual en mi vida es bastante impredecible.

—Tienes una hija. ¿De qué manera influye en la elección de piezas que haces para tus giras o grabaciones?

—Mi hija Casiopea es lo más extraordinario que me ha pasado en la vida. Ella me abrió el corazón y la mente a nuevas dimensiones. Si bien mi elección de programa no tiene nada que ver con ella, no imaginas cómo desearía poder hacer un CD o un arreglo sobre alguna canción que le gusta. De hecho, voy a hacerlo. Hay una canción que le gusta mucho y ya le prometí que voy a hacer una versión para guitarra de esta pieza.

¿De qué manera me influye? Pues ya lo ves. Mi anterior CD, Concierto, está dedicado a mi hija Casiopea.

—¿Tocas composiciones infantiles para tus niños?

—Hice ya el intento de grabar un disco con canciones infantiles para ella, pero la verdad es que no terminan de cuajar. Lo primero que haré es un arreglo sobre la canción que tanto le gusta a Casiopea. Curiosamente, existe ya un arreglo que lo escribió Mozart, o sea que imagínate qué antigua es esa canción.

—Te dedicas también a las artes marciales y la literatura. ¿Cuál fue la razón para acercarte a las primeras?

—Desde que tengo 14 años siento un nexo muy extraño con las artes orientales, como si supiera que hay algo que tengo que aprender para proseguir mi camino, y que son estas técnicas. Es ese tipo de conexiones que no necesitan explicación, simplemente son, y por eso es que resultan tan importantes, profundas y verdaderas. En la medida en que mi vida de músico fue llevándome a otros estadios de interpretación, de sensación; en la medida en que mis manos fueron dejando de ser un inconveniente para expresar la música, me fui acercando cada vez más a las artes marciales. En mi caso al tai chi chuan, que es donde lo débil es más fuerte, mediante lo débil se vence lo fuerte. Se entrena la energía interior para usarla tanto en el combate como en el desarrollo espiritual. Si bien intenté hacerme monje en China, no pude realizarlo porque de pronto apareció en mi vida mi hija Casiopea, es algo que todavía sigue pendiente.

Y la literatura, pues no lo sé. Una inclinación a escribir, una sorpresa ante la creación, porque cuando escribo, creo; mientras que cuando toco, muchas veces simplemente estoy recreando. Sorpresa, admiración, diversión, dramatismo, todo eso siento durante el proceso de creación de algo literario y eso me apasiona profundamente.

—Tienes cuentos y otros escritos inéditos. ¿Has planeado publicarlos en libro alguna vez?

—Sí, por supuesto. No ha llegado su tiempo, pero ya estará allí en algún momento.

—Qué autores literarios nacionales e internacionales te gustan? ¿Por qué?

—En este último tiempo estoy leyendo muy poco. Además, mis lecturas se centralizan en Osho, en Deepak Chopra (ambos autores de textos que enseñan a conocerse a uno mismo y el poder de la mente). Libros como tal, el otro día estaba releyendo esa novela que me fascinó tanto, me enloqueció cuando la leí, Pedro Páramo (de Juan Rulfo). Y estuve leyendo unos escritos de Stephen Hawking, el físico, pero no tengo ningún libro en la mano que esté siguiendo en este momento.

“Me encantaría vivir en La Paz, pero no podría por el frío. En Santa Cruz, el calor es una razón para mí”.

“Estas giras anuales por el país determinaron mi visión acerca mío, del país y mi función como músico”.

“Mi hija Casiopea es lo más extraordinario que me pasó en la vida. Me abrió el corazón a nuevas dimensiones”.

“Tengo muchas ganas de volver a meterme cuatro horas diarias a estudiar música a conciencia, como hacía antes”.

Conciertos en el Municipal

El sábado 4 y el domingo 5 de junio, a partir de las 19.30, el escenario principal del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez recibirá al guitarrista cruceño. Estas presentaciones marcarán el inicio de su gira Bolivia 2011 para promocionar el disco Latino.

Esto permitirá el reencuentro del público paceño con uno de los artistas bolivianos más reconocidos a escala nacional e internacional.

El diario Washington Post describió tiempo atrás una de sus actuaciones de esta manera: “...impactó a la audiencia con su profunda musicalidad y control...”. El diario Rhein Zeitung de Alemania comentó: “...y sin temor a exagerar, podríamos decir que con Piraí Vaca tuvimos en el Festival de Música del Mosel a uno de los más sobresalientes guitarristas del mundo...”.

En reconocimiento a su carrera internacional, es uno de los pocos latinoamericanos premiados con el Fellowship of the Americas, otorgado por el prestigioso Centro John F. Kennedy para las Artes, con sede en Washington.

La gira Bolivia 2011 continuará el sábado 11 y domingo 12 en el Teatro Achá de Cochabamba. El jueves 16, en el Centro Boliviano Americano en Tarija. Y el sábado 25, en la iglesia de la Candelaria, en Samaipata.

PERFIL

Piraí Vaca: es cruceño, hijo del muralista Lorgio Vaca. Estudió con Jesús Ortega en el Instituto Superior de Arte de La Habana, Cuba, donde obtuvo la licenciatura en música especialidad guitarra, y un postgrado sobre música renacentista, adjudicándose el Premio al Graduado más Destacado del Año. Continuó sus estudios con Manuel Barrueco en Estados Unidos y posteriormente con Hubert Käppel en el Conservatorio Superior de Música de Colonia, Alemania.

Piraí llevó su guitarra en concierto a Bolivia, Uruguay, Chile, Argentina, Perú, Cuba, México, Venezuela, Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Suiza, Suecia, España, Luxemburgo, Inglaterra, Ecuador y Francia.

Es actualmente uno de los artistas bolivianos más reconocidos a escala nacional e internacional. A través de su carisma sobre el escenario, su técnica y su firme creencia en el papel espiritual y renovador de la música, atrajo la atención hasta convertirse en uno de los guitarristas latinoamericanos más admirados.

Interesados en difundir sus interpretaciones y programas, Sony Music para Bolivia y Highland Records para Estados Unidos producen sus grabaciones. Han sido editados Yoruba chants, Aires indios y Concierto.

Piraí Vaca fue declarado, además, Boliviano más destacado en el exterior por las Naciones Unidas para la juventud, y Boliviano de Clase Mundial por la Asociación Latinoamericana de Prensa y la Asociación Boliviana de Trabajadores de la Prensa. Recibió el reconocimiento a la labor artística y de integración boliviana por parte de los gobiernos municipales de Sucre, El Alto, La Paz, Potosí y Montero. Asimismo fue galardonado con la Medalla de Oro del gobierno municipal de Santa Cruz, otorgada a un ciudadano ilustre. Fue elegido también Joven Sobresaliente de Bolivia por la Cámara Junior, entre muchos otros premios.

Invitado por el legendario guitarrista alemán Hubert Käppel, integró el Fenix International Guitar Quartet, reconocido por la crítica como una importante agrupación dentro del género.


No hay comentarios:

Publicar un comentario