sábado, 22 de agosto de 2009

Montaner subió a sus dos hijos al escenario y enamoró a todos


Un escenario impecable y una buena coordinación con las luces, el sonido y las pantallas gigantes fue lo que se vio anoche en el recital de Ricardo Montaner, aunque no comenzó a las 22:00. Después del show de Las Malditas Infieles, el hombre de La cima del cielo subió al escenario a las 22:20 y empezó a entonar canciones de Las cosas son como son, su último material discográfico.
“¿Cuánto hace que no venía acá?. ¿Serán unos cinco o seis años?”, preguntó el artista ante la multitud. “¡Seis!”, contestó la gente. “Bueno, no sé... para mí son cinco”, dijo el intérprete que no se cansó de interactuar con la gente durante más de dos horas.
Cerca de la medianoche, con castañuelas en las manos, Montaner interpretó Castillo azul, después vino Quisiera, y como coincidiendo con el reloj, a las 00:00, llegó Bésame. El romántico invitó a seis parejas para que se acerquen al escenario y puedan darse un beso durante el tiempo que dure el tema. Después, una de ellas, que vino de la tribuna, fue la ganadora y Montaner le entregó como premio una mesa cerca de él.
La movida de la noche llegó a su clímax cuando las notas de Cachita hizo levantarse a la gente y las contagió de ritmos tropicales. Los aplausos se extendieron cuando sus dos hijos, Mauricio y Ricardo Andrés, aparecieron en el escenario sentados con sus guitarras en mano para entonar Soy tuyo. “Los voy a desheredar por esta intromisión. Los dejo, me voy al baño”, dijo su padre, y los chicos cantaron en inglés. Luego desfilaron canciones como Déjame llorar, Tan enamorados, El poder de tu amor, La cima del cielo, y la última, Me va a extrañar.

Ter­mó­me­tro re­al

Cantante
Montaner conquistó con su carisma y buen humor.

Es­ce­na­rio
La estructura y distribución de la tarima fue amplia e impecable.

Pú­bli­co
Al inicio se mostró tímido con los nuevos temas. Después se soltó.

Sonido
Todos los sectores disfrutaron del show sin perderse detalle alguno.

Seguridad
Los guardias y los policías usaron barbijos. Las sillas evitaron disturbios.

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